Pablo Neruda: Vigencia, Contradicciones y Navegación en el Siglo XXI ¹
Pedro Sánchez
En 2024 conmemoramos el centenario de Veinte poemas de amor y una canción desesperada y los 120 años del nacimiento de Pablo Neruda. Esta doble efeméride nos ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la relevancia contemporánea de Neruda, un poeta cuyas luces y sombras continúan proyectándose sobre la sociedad actual. En el contexto postmoderno, la obra de Neruda se enfrenta a nuevos desafíos y perspectivas, obligándonos a reconsiderar su legado desde un ángulo más crítico y multifacético. Su legado nítido sin embargo es la búsqueda de coherencia a través de la poesía con el compromiso social y político, también incluyo en su singladura personal la reflexión sobre la muerte y la temporalidad, su búsqueda frenética de identidad y la celebración de la vida cotidiana articulándola con la ironía y el humor.
Luces y Sombras de Neruda
Neruda, cuyo verdadero nombre era Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, fue una figura central en la literatura y política del siglo XX. Su obra, rica en simbolismo y emoción, trascendió fronteras y épocas, convirtiéndolo en un referente indiscutible de la poesía en lengua española. Sin embargo, junto a su deslumbrante talento poético, Neruda arrastra una serie de controversias personales y políticas que no pueden ser ignoradas al revisar su biografía con la mirada crítica de los nuevos tiempos.
Entre sus luces más brillantes se encuentra su papel como cónsul chileno en España durante la Guerra Civil, y su intervención humanitaria en el rescate de los republicanos españoles a bordo del barco Winnipeg. Este acto de solidaridad internacional destaca como una de las gestas más luminosas de su vida, reflejando su compromiso con la justicia social y la lucha contra el fascismo español.
Neruda también es celebrado por su contribución literaria en obras como Canto general, donde captura la esencia y la historia de América Latina, y Residencia en la tierra, que profundiza en la angustia existencial y la alienación humana. Estas obras han asegurado su lugar en el panteón de la literatura mundial. Fue, uno de los más grandes poetas del siglo XX, conocido por su lírica apasionada y su profunda conexión con la naturaleza y el amor, su obra abarca desde los poemas de amor más sublimes hasta las odas a objetos cotidianos, mostrando su habilidad para encontrar belleza en todo lo que toca. Su poesía es un viaje emocional que nos invita como lectores a explorar los rincones más íntimos de la condición humana.
En el manto lírico de la pluma de Neruda, la fuerza y el esplendor de su gran uso de la adjetivación se despliega como un campus stellae, un firmamento estrellado, cada palabra un destello fractal que hace vivir en el poema a la naturaleza y a los objetos. Como Nietzsche, la intensidad y profundidad de su ars poética, su observación captura la esencia misma del ser y del devenir.
Desde Alturas de Machu Pichu, la ira de España en el corazón hasta el Estravagario que representa una transición desde la poesía más comprometida social y políticamente hacia una introspección más personal y lúdica Neruda teje una sinfonía de imágenes que deslumbran y seducen. Cada verso, como un hallazgo proustiano, revela la epifanía oculta en la cotidianeidad, transformando los pequeños gestos mundanos en lo sublime a explorar. La poesía de Neruda, en sus diversas etapas, persiste en su efecto fractal y deslumbrador, irradiando el fulgor de una inspiración que trasciende el tiempo y el espacio, resonando en ocasiones con la intensidad de una revelación.
Por otro lado, Neruda también ha sido criticado por aspectos de su vida personal y sus posturas políticas. Su autobiografía revela comportamientos que hoy serían considerados inaceptables, y su apoyo incondicional a figuras políticas como Stalin ha generado debate sobre su legado ético. En este sentido, el análisis postmoderno y social de Neruda requiere un equilibrio entre el reconocimiento de su genialidad artística y la crítica a sus acciones y actitudes.
Sin embargo la obra de Neruda sigue siendo objeto de estudio y admiración en todo el mundo. En el ámbito académico, su poesía se analiza desde múltiples perspectivas, incluyendo el feminismo y sus justas demandas reivindicativas y la teoría de género. Neruda ha pasado de ser un poeta del cambio social y testigo de su época a una figura cuya obra es reevaluada a la luz de los cambios socioculturales contemporáneos.
La cultura de la cancelación ha puesto en tela de juicio la idealización de figuras históricas, y Neruda no ha sido una excepción. Su amigo Pablo Picasso, junto con otros respetados símbolos de la poesía como Baudelaire y Rimbaud, también han sido objeto de estas reevaluaciones. Me da la impresión de que solo el bueno de Francisco de Quevedo escapa paradojalmente a la mirada inquisidora del revisionismo histórico social.
Sin embargo, es importante distinguir entre la obra y el hombre, definirlo como una “figura patriarcal, heteronormada y machista” para bajarlo del panteón histórico, de su pedestal simbólico, no implica desvalorizar su poesía, sino entender que, como todo ser humano, era complejo y contradictorio, “contenía muchedumbres” al decir de Whitman. Su capacidad para capturar la belleza del mundo natural, el amor y el dolor humano sigue resonando con fuerza en la literatura actual.
La vigencia de Neruda también se refleja en su influencia duradera en la poesía contemporánea. Poetas emergentes y contraculturales continúan encontrando en su obra una fuente de inspiración. En universidades de todo el mundo, sus poemas siguen siendo estudiados y analizados, y su capacidad para evocar emociones universales asegura su lugar en el canon literario por años y decenios.
El filósofo chileno Ricardo Espinoza Lolas reflexiona sobre este tiempo confuso, de cambios epocales, paradigmas completamente líquidos, con valores contradictorios en sociedades en guerra cultural larvada o explicita. En uno de sus últimos textos publicados en Le Monde Diplomatique nos indica: “Un NosOtros como expresión de lo humano en tiempos de incertidumbre”. En este texto, plantea una teoría radical de lo humano que trata de romper con los convencionalismos para poner el foco en el papel constitutivo que cumple la otredad en nuestra subjetividad. El filósofo asegura que es posible impulsar una ética para vivir en comunidades políticas que no se basen en el odio al otro.
En estos tiempos de incertidumbre la clave pasa, para el filósofo chileno, por abrazar el amor como una fuerza capaz de transformar desde fuera, desde lo Otro, desde lo material, la subjetividad humana. Su mirada es una amalgama dionisíaca, con ecos de Nietzsche y el espíritu de Neruda.
Ampliación de Miradas y Reconocimientos
Recientemente se entregó un gran reconocimiento a la poeta del sur profundo de Chile, Rosabetty Muñoz, ella es la sexta mujer latinoamericana en recibir el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, sin duda esta actividad refleja el esfuerzo por ampliar los horizontes poéticos con la mirada nerudiana hacia una mayor diversidad e inclusión cultural. Este premio, que honra la memoria de Neruda, también señala la vigencia de su influencia en la poesía contemporánea y su capacidad para inspirar a nuevas generaciones.
No es sorprendente, por cierto, la decisión de otorgar una vez más este premio a una poeta mujer, subraya la importancia de reinventar y ampliar el legado de Neruda dentro de un marco más inclusivo, y debemos destacar también que la Fundación Neruda hace desde años una labor titánica y con muy pocos recursos y apoyo por difundir la fuerza de la poesía en jóvenes latinoamericanos como también en jóvenes mujeres poetas que rescatan desde su mirada contemporánea la nueva femineidad y su impacto en la poesía. Para los que tenemos aun resabios e influencia del pensamiento estructuralista, la literatura es un espacio donde se desarrollan significaciones y tiene un profundo dinamismo interno. La reinterpretación de obras clásicas, a la luz de nuevas perspectivas, es esencial para su relevancia continua. Al decir de nuestro gran Biólogo Humberto Maturana: “… el observador constituye lo observado”. En este sentido, Neruda sigue siendo una figura central para el debate y la reflexión en la literatura actual.
Desafíos Postmodernos y Cultura de la Cancelación
Revisar históricamente a los grandes artistas con las categorías actuales puede parecer un despropósito, pero es necesario para entender cómo sus legados se adaptan y transforman en el tiempo. En el caso de Neruda, la cultura de la cancelación ha llevado a muchos a cuestionarlo, sin embargo, su obra maciza y su influencia perdurable trascienden su condición humana, aunque no esté exento de crítica. Su figura, a la vez, admirada y cuestionada, sigue siendo fundamental para comprender la evolución de la poesía y su impacto en la sociedad contemporánea.
Si consideramos la crítica de Jürgen Habermas a la postmodernidad encontraremos que la importancia de la racionalidad y de ciertos “valores universales” nos ayudan a mejorar la cohesión social y la democracia, rechazando el relativismo y el nihilismo postmodernos en una era marcada por la incertidumbre y el cambio.
Al revisar la obra de figuras como Pablo Neruda bajo la luz de la crítica filosófica de Habermas, es posible encontrar un equilibrio entre el reconocimiento de su valor literario y la crítica a sus defectos personales. Este enfoque permite una evaluación más matizada y justa, que reconoce tanto la complejidad de la figura histórica como la importancia de los valores universales en la interpretación y valoración de su legado.
La crítica postmoderna no necesariamente busca destruir la figura de Neruda, sino más bien complejizar nuestra comprensión de su legado, esto implica reconocer tanto sus contribuciones como sus fallas, entendiendo que las figuras históricas son producto de su tiempo y, a una, agentes de cambio. La reevaluación crítica de Neruda permite un diálogo más rico y matizado sobre su lugar en la literatura y la historia.
Rescatando al Poeta Neruda más allá del Mito
Finalmente, el desafío contemporáneo es rescatar a Neruda como poeta más allá del mito, reconociendo sus logros y sus defectos dentro de su contexto histórico. Valorar su obra es crucial para entender su impacto duradero en la literatura y la cultura, mientras se mantiene una mirada crítica y equilibrada sobre su figura personal. En última instancia, la grandeza de Neruda reside en su capacidad para evocar emociones universales y en su compromiso con causas que, a pesar de sus imperfecciones, siguen resonando en la conciencia colectiva, el poeta explora su propia identidad a través de sus poemas, cuestionándose a sí mismo y su lugar en el mundo, esta búsqueda de identidad es un tema recurrente que refleja una profunda inquietud existencial. Si recurrimos a la siempre reveladora mirada filosófica para Bourdieu: “el capital social está constituido por la totalidad de recursos, que pertenecen a un grupo que institucionaliza una red de relaciones materiales y simbólicas, que, a su vez, es útil para todos”. Somos las tribus Nerudianas, en sus múltiples enfoques, los custodios de poner en valor el capital social para reformular la vigencia del poeta en medio de la cancelación y olvido.
A medida que avanzamos en el siglo XXI, la obra de Neruda sigue siendo una fuente invaluable de inspiración y reflexión. Su poesía, con su riqueza de imágenes y profundidad emocional, continúa hablando a las generaciones actuales y futuras. Reconocer tanto sus luces como sus sombras nos permite apreciar plenamente la complejidad de su legado y su relevancia continua en el mundo literario y cultural.
¹Texto ya publicado en Le Monde Diplomatique pero con nuevos matices para revisar la proyección de Neruda en el siglo XXl.