RESEÑA DE LIBRO
Poética de excesos
Me llama mucho la atención que Patricio Contreras me haya invitado a presentar su libro, ya que hay grandes ensayistas o presentadores en la Región de Valparaíso, estudiosos de la bohemia porteña, como Víctor Rojas Farías, Lucy Oporto y Cristóbal Gaete, entre otros. Con el autor nos conocimos personalmente, si no me equivoco, en una lectura de poesía en la Plaza Echaurren, escenario punky y de leones enjaulados. Recuerdo a un señor con el torso desnudo y los brazos arriba diciendo con mucha fuerza: NO, NO, NO, mientras alguien leía su poesía. Terminabas de leer y se callaba, y así sucesivamente, en todas las mesas de lectura.
Bolero (o también podría llamarse Poética de excesos) es un libro que contiene varias imágenes de un submundo de vidas callejeras, protestas y bohemias nocturnas, que hablan de un Estado policial que nunca ha dejado de reprimir; luchas de clases en pie de guerra, con lo que venga por delante; una pobreza urbana, todos contra todos, por el poder en las calles y un espacio para levantar algo de dinero y matar un poco el hambre (aumento feroz y desesperado); y los bares o boliches alegres, como los viejos recuerdos de mesas sedientas y tristes como sus canciones, con el vaso medio vacío y solos. Todo esto es un día normal en la Plaza Echaurren, en 10 de Julio, en Puente Alto o en el Liberty.
Aquí Contreras escribe en pie de lucha. NO, NO, NO. A sus leyes turbias, de negocios truchos y pocas oportunidades, que existen para salir adelante en estos tiempos y llevar una vida más digna y justa. Cito: “Esta ansiedad de llevarse / la vida por delante / sin dejar nada en pie / sólo para inventarla / otra vez / todas las veces / que sea necesario”. O unos versos del poema “Lennon en los suburbios”: “Llegan más pacos. Nos pegan en las costillas para meternos al furgón. […] Empiezan a golpear a mis amigos. Lumazos por todas partes. Grito y palo grito y palo grito y palo”. O la estrofa del poema “Av. 10 de Julio”: “No hay pa qué darle color –me dice / aquí todo tiene su precio etiquetado / los autos entran en talleres mecánicos / una mujer vende carne en una parrilla / cuerpos contra cuerpos / todos contra todos / y tú: ¿cuánto vales?”
Estas canciones de Patricio Contreras no tienen nada de placenteras. Son espinudas, odiosas, palabrean a medio mundo: “Paco culiao”, “paca culiá”, “a mí no vengan con hueás de mentira”. Presenta un resentimiento rabioso en tiempos de desigualdad, engaños y resistencia. Un sueño de cambiar todo con el fuego, pero la lucha sigue en esta derrota maldita y no se derrite fácilmente en las barricadas del pueblo. Cito un extracto del poema “Viola chilensis”: “[…] de esas manos que pretenden no mancharse / con este río de sangre que nos desborda / con estas palabras que debo pulir / de lo contrario no canto”. O unos versos de “Basural”: “Hay que botar afuera / lo que padecemos / no comer palabras / a falta de otra cosa mejor / […] desechado cuando todo cae / en lluvia de piedras que lanzamos / por nuestra rabia limpia”.
En estos boleros también entona Violeta Parra, Charly García, Los Prisioneros, pero no canta Dios, como dice Contreras en “Lo humano y lo divino”. Tampoco lo hace en los corazones de A y B, ni en la Plaza de la Dignidad, ni en el humo que sale de la boca de la poeta Ximena Rivera. Entonces son duras estas páginas, estas memorias, como la portada del libro y la vida de Jorge Farías, y todo Valparaíso hundido. Cito última vez al poeta, parte de “El gran tirano”: “Y todos lloramos / porque son duras estas calles / aquí todos sabemos qué cresta es la pobreza / por eso seguimos /cantamos a coro un bolero bellísimo / la felicidad también es posible en la Plaza Echaurren”.
Chiri Moyano, Seudónimo de Cristian Moyano Altamirano.
Quebrada de Alvarado. Poeta, investigador.
Mayo de 2023