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MYRIAM CARMEN PINTO


Myriam Carmen Pinto, es periodista y escritora. Sus libros se han presentado en ferias literarias del libro de varias ciudades y también en Francia. Reside en Las Cruces y se define con las siguientes frases: -Mi norte es el oeste-.-Una vez Periodista siempre Periodista.  También con la siguiente frase: No puedo callar lo que mis ojos ven y mis oídos escuchan. Su obra literaria y periodística se inserta - según describe- en una línea de cuentos cuánticos y una línea de Periodismo Humano enfocado a rescatar la memoria colectiva reciente, destacando los libros  -Amor Subversivo-y -Dignidad Nuestra-, ambos reúnen cartas que circularon en dos períodos históricos de atropellos a los derechos humanos: dictadura cívico militar y revuelta social. En su libro de relatos -Las Cruces PARRA Siempre. El pueblo del poeta que duerme en una cruz- aborda historias que dejan ver el rastro poético de Nicanor Parra en Las Cruces en su condición de vecino. Estos libros así como ¿Y lo hicimos caer!. Historias de agitación política y panfletos de lucha contra la dictadura han sido presentados en diversas ferias del libro, universidades, incluyendo París Cite - La Sorbonne, Francia.

La historia del Castillo Negro, tumba imaginaria del Hombre Imaginario

El poeta Nicanor Parra duerme en el pueblo elegido para dormir en una cruz, un pueblo sin plaza principal, ni cines, ni correos, ni bares, ni grandes tiendas. Pablo Neruda y Vicente Huidobro también duermen su descanso eterno en el Litoral. El Gólgota y sus tres cruces, sus tres ladrones: el buen ladrón, el mal ladrón y el del medio, el que "nos robó el corazón". Las Cruces, entre Isla Negra y Cartagena, el pueblo del poeta que duerme en una cruz está al medio. 

Su primera casa fue una mansión de tres pisos, la llamaban -La Pajarera-, -La Palomera-, pero para él era su -Castillo Negro-, un castillo con torreones y campanario, madera nativa y techo de tejas de alerce que una noche ardió en llamas. Dicen que Juan Paloma, su cuidador, lo incendió, vengándose por su despido y desalojo. El poeta escribía con sus cenizas, nunca lo reconstruyó, quizás para que fuera lo que finalmente fue: la tumba del Hombre Imaginario. 

-¿Tú fuiste?-, le preguntó el poeta al cuidador de dicho castillo, un hombre ba¬jito, ojos aceitunados y pelo medio colorín. -Yo no lo hice - respondió, agregando que era más de él y que lo quería más que él.

Myriam Carmen Pinto. Cuento Cuántico. Las Cruces Parra Siempre. El Pueblo del Poeta que Duerme en una Cruz.