SANTIAGO CAVIERES
Santiago Cavieres Korn, abogado, poeta, escritor, es autor de varios libros de poesía, entre los que destacan "El Son Cautivo”, su primer libro lo publicó en 1987 y ha sido reeditado seis veces; Clepsidra (1999); Poesía al Paso; (1999); "De Soledad y Trascendencia" (2003), "Poemas y Sonemas" y Faro Indiscreto (2002) que escribió en El Quisco y en cual reúne poemas relativos a la vida del Litoral de los Poetas. Desde niño se relacionó con el mundo de la poesía, pero no fue hasta que se jubila cuando se dedica por completo a escribir poemas, décimas, romances, sonetos, cuentos, ensayos y guiones de teatro, aún inéditos, cuyos contenidos abordan aspectos existenciales, amorosos, sociales, políticos, espirituales y ecológicos. Nació el 6 de Agosto del año 1930 en Talagante. Sus primeros estudios los realizó en esta localidad y después en Isla de Maipo. Fue fiscal de La Caja de Previsión de los Empleados Municipales y posteriormente de la Caja de Previsión de Empleados Particulares. Falleció en enero de 2023.
Caleta del Quisco
Nueve nombres de apóstoles,
como un himno
entona el monolito en marcha fúnebre
al ritmo de las olas
frente al mar.
Los encabeza Pedro,
siguen Rubén, José, Miguel,
más Osvaldo, Francisco, Juan Ramón
otro Miguel y Mario.
Y nadie escucha el himno
que entona silenciosamente el monolito.
Y nadie escucha el coro multiforme
que tras la sinfonía de las olas
se alza en voz tronante
desde el fondo del mar.
Y nadie lee el nombre de los nueve,
si los turistas vienen:
por la playa,
por la rompiente suave,
por la fiesta nocturna
a la orilla del mar.
Y nadie sabe el nombre de los nueve
y nadie los recuerda
si los turistas vienen a olvidar
y no a aprender el nombre de unos nueve
que murieron en noches de tormenta
para que hubiera peces,
para que hubiera peces en su frívola mesa
junto al mar.
Y nadie ve la sombra de los nueve
luto amargo
si los turistas vienen por arenas,
por soles
y nadie ve al abuelo
nadie ve a la mujer del pescador
o a la viuda,
la hija o la cuñada
que remiendan las redes
para el mar.
Y nadie ve a los otros,
Otros que serán doce, doce apóstoles,
más otros y otros más
que en otra noche oscura
a otras playas
de las que no se vuelve
a de llevarse el mar.
San Pedro, de su estatua,
no vigila. Está ciego.
Son guaneras,
guaneras de gaviotas indolentes
sus ojos.
Si se quebró la mano en que portaba llaves
nadie abrirá el portón del Santo Cielo
al alma de los nueve,
o de los doce más.
Mientras Teresa de los Andes
vuelve la espalda al mar.
Pasajero, turista, veraneante:
suspende tu alegría paseandera
y con respeto
detén por un momento la mirada
en el gris monolito
que canta, por ahora
nueve nombres
al ritmo de las olas, frente al mar.
Santiago Cavieres Korn, poema escrito en El Quisco, 12 de febrero del 2002 y publicado en su libro "Faro Indiscreto", Ediciones Caballo de Fuego.