ROBERTO BESCÓS
Roberto Bescós, Santiago, 1952. Estudia Filosofía en la Universidad de Chile. Estudios que debe interrumpir a causa de la dictadura Militar de Augusto Pinochet. Tempranamente se traslada a San Antonio donde realiza su trabajo literario, mayormente poético. Es fundador, en dicha provincia, de las primeras revistas literarias aparecidas durante los años 80:
Trapisonda y Caballomar. Durante la misma década destaca como columnista en El Mercurio de Valparaíso, El Espectador y Proa. En 1994 es distinguido con el premio Municipal de Arte en poesía, otorgado por la Municipalidad de San Antonio. Es autor de los libros: Tiempo sin raíces (1981), Artesanía en duendes (1989), Entrañas (1994), la recopilación de ensayos Estudios en presente, pasado y futuro (2000), Matanoche (2002), Como la savia (2002), Plus (2005), Poética (2006), la antología poética Cilantro (2007) y la antología de su poesía Tiempo de reencuentros (2017).
RECONOCIMIENTO
A la calle que llego me voy reconociéndole
Buscando cosas que no deben buscarse
Por pura liviandad;
Llego ahí, allá me entero de otras ilusiones,
Las ilusiones son decepciones prehistóricas;
Que conservan ilusiones;
Que conservan ilusiones;
Llego, estudiando nuevos gestos, otras sutilezas
Caigo de mí, apenas quepo
Caigo de mí, apenas quepo
Visito cada frontis asignado con su número
Cifras que asumo por sí mismas, multiplico
Por la edad de alguien, divido
O resto por creíbles absurdidades
Visito cada adjetivo, cada hambre, cada sed
I las orfandades que diviso las amo
Por puro amar
Allí, detrás de la dignidad de sus vidas careadas
A cada inteligencia, a cada fisura, a cada destino,
Me voy interiorizando de la trama,
De inexistentes y malnacidos, de mí un poco,
/calcado de otro presente
O de otras situaciones bocetadas,
He dicho que amo, lo recuerdo,
Me quedo en un intruso signo sin límites.
FESTÍN DE MAREAS
Lo que hace el hombre con sus manos
Dios habíalo transformado de la nada
Vinieron de allí los caparazones
La vida orquestante del mar i sus branquias
La vulcánica que respira i la ola por arriba
Las fueron valvas de doncellas
Abiéndose y cerrándose en la espuma
Engullidas por el hígado i las lenguas
Al sol afilado mueren en la arena,
El hombre empuja su propia trascendencia
Haciendo con sus manos ingenios de cadáveres
Velando el rostro de las profundas carnes
Cementerio sobre las rocas
Mañana artesanías en mareas devoradas.
GOTA IRREMEDIABLE DE LLUVIA CAYENDO EN LA MESA
Dividiéndose como una sandía volcada en sedientas
Veredas, en dos, la gota infinita palpando al aire
Como el corazón descubierto de la muerte.
La lluvia derramándose sobre la cubierta muda
Formando hilillos de venas, vertebras descolgándose
Luciendo la cerrada herida;
Signos de que no todo marcha como una gota
Normal que no se abre como si fuese un hombre
Perdido haciendo contorsiones en la laguna.
Para llegar a desangrarse en la caída.